¿Cómo pensar estratégicamente mi organización? – Parte 1

Por Fernando Borghello

La capacidad de adaptación es lo que garantiza la supervivencia de los organismos vivos. Esto aplica tanto a la evolución de las especies como también a una organización, pensada como comunidad de personas unidas para satisfacer una necesidad.

El momento actual es caótico y en este sentido se requiere una respuesta inmediata, buscando restablecer cierto orden sin importar las formas técnicas. Esto es dominio de la improvisación.

El marco Cynefin (1) sirve para entender situaciones en las que nos podemos encontrar operando y cuál es la forma más eficiente de responder a cada uno.

  • Escenarios Simples: aplicar mejores prácticas – Solución conocida para problemas conocidos.
  • Escenarios Complicados: aplicar buenas prácticas – Múltiples posibilidades de solución, a definir con expertos.
  • Escenarios Complejos: aplicar prácticas emergentes – No sabemos la solución, solo podemos examinar resultados y adaptarnos.
  • Escenarios Caóticos: aplicar prácticas novedosas – Improvisamos pues se requiere respuestas inmediatas de supervivencia

Pasado el caos inicial y aprendiendo de él, es vital negociar con un futuro cada vez más incierto. De esto se trata la estrategia.

Encontraremos cientos de libros y bibliotecas enteras sobre pensamiento estratégico y su posterior puesta en práctica. Desde cuestiones como el planeamiento estratégico de lo convenido hasta cómo instalar temas de conversación en la empresa para que todo el equipo traccione realmente la estrategia de la empresa.

El primer paso al querer pensar estratégicamente es uno de los procesos que sin dudas más nos cuesta a las personas: cambiar. Según Bachrach, todo cambios es “…al mismo tiempo delicado, frágil, caótico y complejo” (2).

Los sistemas complejos como nuestra mente (el soft del cerebro que es el hard) se sienten tranquilos y cómodos siendo consistentes y sin conflicto. Cambiar es conflicto.

En nuestra mente viven y circulan los pensamientos, las emociones y las actitudes. Lo mismo sucede en la mente de una empresa que es la sinergia de las mentes que la forman.

Gestionar esta materia prima colectiva es la semilla de cualquier cambio e iniciativa. “Cambiar es sinónimo de aprender y mejorar” (2) pues para cambiar debo conocerme como empresa, tener un diagnóstico. Partir de quienes somos, detectar oportunidades de mejora y visualizarlas a la luz del contexto para determinar si es o no factible.

Y aquí llegamos a otro desafío, siempre mirándonos como personas y como empresa. Sabemos que es vital adaptarnos y cambiar, pero los seres humanos añoramos (recuerden que lo pide nuestra mente) la consistencia, la estabilidad, la energía en un solo sentido.

“Yo soy asi” o a nivel organizacional “aquí siempre se hizo así”, son barreras naturales que la generación de una estrategia debe asimilar y gestionar.

Y por si fuera poco, este proceso de transición es un momento de vulnerabilidad e implica asumir riesgos. La alternativa a este proceso de evolución es no hacerlo, no sacar la cabeza creyendo que eso nos permitirá sobrevivir en este contexto. ¿Cuál de las dos es la decisión más arriesgada?

Pensar la estrategia es salirnos de la zona de confort, del piloto automático que tan tranquila y serena deja a nuestra “mente organizacional”, y abrirnos a nuevas posibilidades, a innovar manteniendo la esencia.

Pero este proceso no termina acá, en el próximo artículo continuaremos.

(1) Snowden and Boone, A leader’s framework for Decision Making, BHR, 2007

(2) Bachrach E., EnCambio 1 er. edición, Sudamericana, 2014

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