¿Cómo pensar estratégicamente mi organización? – Parte 2

Por Fernando Borghello.

Y llegamos hasta este momento, con un recorrido que nos permitió reflexionar en “¿Cómo agilizar mi organización?” sobre estas situaciones como una oportunidad para gestionar la empresa con acciones inmediatas y necesarias que a la vez consideran la cultura, la impulsan a desafiarse. Luego en “¿Cómo pensar estratégicamente mi organización? – Parte 1” compartimos cómo reaccionar en escenarios caóticos o que parecen serlo, plantar las bases y disponernos a negociar con el futuro.

Cambiar no necesariamente significa hacer todo de nuevo, sino que muchas veces detectamos sólo pequeñas prácticas que debemos reinventar. Inclusive el cambio esta vez puede significar que no moveremos ninguna de las prácticas centrales en las que sustentamos nuestro negocio u organización.

Por ejemplo: hoy todo el mundo empresarial habla de que “debemos” movernos al mundo digital y que un negocio si no es digital no tiene futuro. Dar por válida esta afirmación sin un análisis para mi mercado en particular puede hacer que salgamos disparados a implementar home office para siempre, que rompamos nuestro contrato de alquiler (“porque el local físico no va más”) y que activemos un recambio generacional “porque mi actual equipo no maneja herramientas digitales“.

Quizás esta vez la solución no sea seguir “la manada” y debamos observar cómo entrego valor hoy a mis clientes y por que me reconocen. Si lo hemos hecho bien, mis clientes valoran principios de comportamiento que son universales e inmutables. Por ejemplo, la integridad, la honestidad, la preocupación genuina por su bienestar, la calidad como premisa.

Ahí esta el cambio, esta vez luego de analizarlo a la luz de los principios sobre los cuales navega nuestra organización y su relación con el contexto, podemos concluir en que estos no se cambiarán, a lo sumo movemos alguna práctica puntual.

Decidirlo y hacerlo requiere paciencia, análisis, convicción y mirada profunda del mercado, en momentos donde nuestra mente pareciera pedirnos otra reacción para calmar ansiedades “haciendo”, no importa qué, pero en acción.
Es una verdad que muchos errores “…del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación” B. Pascal.

Los extremos y los Principios

Que estén sucediendo diferentes y muchas situaciones, no necesariamente implica que debemos reaccionar a ellas. Hacerlo nos lleva al extremo de la sobrerreacción u overshooting como se habla en finanzas. Básicamente es hacer por hacer, porque todos lo hacen.

En el otro extremo se encuentra la conocida paralisis por analisis; cuando nos quedamos atascados al momento de tener que decidir pues suponemos que nos siguen faltando datos o información para hacerlo.

Aquí una sugerencia: miremos los principios como decía S. Covey, los principios sobre los que se mueve el mundo son justamente universales y no cambian. Lo que se mueve son las prácticas para alcanzarlos. (1)

Los principios o leyes naturales son “directrices para la conducta humana” (1) que han demostrado tener un valor duradero, permanente e indiscutible por sí mismos.

Los principios son el territorio, son universales, las prácticas cambian según el momento y nuestros paradigmas son el mapa mental de una situación. Ejemplos de principios son: integridad, justicia, paciencia, beneficio mutuo, desarrollo sustentable.

“Cuanto más ligados están los mapas o paradigmas con estos principios, más funcionales serán”… y menos adaptaciones estratégicas deberemos hacer.

Este es un aspecto para profundizar, pero lo menciono por un lado como una forma de invitarlos a pensar que quizás no tengan mucho que cambiar de fondo y por otro porque si estos no es así en el caso de su empresa o emprendimiento, es el momento para hacerlo.

Siguiendo con Covey y su aplicación para repensar nuestra estrategia: nadie se salva solo o en sus palabras “la interdependencia es una condición indispensable”. De esto también conversamos al final en nuestro artículo sobre «¿Cómo sobrevivir a la incertidumbre y a las emociones negativas?«.

El concepto de nosotros. Nosotros podemos hacerlo, nosotros podemos cooperar, nosotros podemos cambiar nuestros talentos y aptitudes para crear juntos algo más importante. Esto nos lleva a mirar el nosotros de los miembros de la empresa, pero también el nosotros de nuestros proveedores, clientes, organismos con los que nos relacionamos y así nuestro círculo de posibilidades de acción conjunta se amplía y nos potencia. Combinación de esfuerzos para alcanzar el éxito.

Ahora pasamos a la acción ordenada o la quietud por decisión, veremos entonces la generación de escenarios de acción probables, pero esto será en otra entrega.

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