Solidaridad en tiempos de incertidumbre

Por Renata Torrigiani

La palabra “pandemia”, generalmente provoca estrés y preocupación. Por eso, cuando se declara pandemia casi siempre se trata de una medida extrema que se toma cuando el riesgo de contagio y propagación es mundial y veloz.

Desde el año 2009 que la OMS no declaraba emergencia por esta problemática, pero se despertó el coronavirus y esta situación cambió. El COVID-19 comenzó en China hace un par de meses y hoy hay aproximadamente 140 países que están sufriendo las consecuencias de este virus. Sin embargo, ese país reporta que, gracias a las medidas extremas y urgentes que tomó, ha logrado controlar su expansión.

En América Latina la mayoría de los gobiernos están tomando diferentes medidas para aminorar el impacto, evitar la transmisión sostenida y salvar vidas, especialmente de las personas más vulnerables.

En el caso de Argentina, somos afortunados de vivir en un país que ha buscado la forma de contar con sistemas y estructuras que pueden responder frente a esta amenaza.

Todas las medidas que se tomen serán útiles para minimizar el impacto de esta amenaza global. Pero debemos recordar que lo más importante es la forma que tengamos de reaccionar y de comportarnos como sociedad. Controlar la percepción individual del riesgo y hacer entender a la población la urgencia de asegurar el control del mismo es la parte más difícil.

En momentos de tensión y de crisis, el ser humano puede mostrar sus mejores y peores cualidades, y el éxito de las medidas que se tomen dependerán (en gran medida) de nuestra capacidad para aceptarlas e implementarlas. Esta pandemia pone a prueba nuestra empatía, nuestra responsabilidad social y por sobre todo nuestra capacidad de solidarizarnos.

Ser responsable y poder solidarizarse, significa cumplir con las medidas de autoprotección que se recomiendan. La mayoría de esas medidas son sencillas y van desde un lavado de manos riguroso, hasta el autoaislamiento temporal.

Tener empatía y solidaridad también conlleva a no hacer circular información especulativa o dudosa. Debemos recordar que el miedo contamina más rápido que un virus. Por eso es pertinente basarse en las evidencias y en los conocimientos de fuentes oficiales y confiables.

No es aconsejable salir corriendo a un centro de urgencia médica porque creemos tener síntomas que en realidad corresponden a un simple resfrío. Nuestra presencia allí no solo nos expone al virus, sino que además sobrecarga un sistema de salud que debe estar preparado para atender a los más necesitados y vulnerables.

Colaborar para que el sistemas de salud no colapse es crucial, lo mismo que hacer todo lo posible para que las cadenas de abastecimiento de productos básicos no entren en desabastecimiento. Todo esto es ser responsables y tener consciencia social.

Tips para ayudar a quienes me rodean:

  • Quedate en tu casa, si vivís con alguien procura delegar a una sola persona para hacer las compras y/o ofrecete vos. Podés aprovechar y escribirle a algún vecino para alcanzarle algo en caso de que necesite.
  • Aprovechá a llamar a tus seres queridos y ofrecete para lo que necesiten, a veces una simple llamada forma parte de las necesidades de ciertas personas.
  • Si salís a sacar la basura, podes ofrecerte a llevar la de algún vecino en grupo de riesgo, y evitar que salga y se arriesgue a contraer el virus.
  • Si tenés síntomas como tos, fiebre o dolor de garganta, etc. recurrí a las líneas habilitadas para recibir las indicaciones que mejor se adapten a tus necesidades y a las de la sociedad. Evitás así ir a una guardia y arriesgarte vos y quienes estén allí.
  • Si vas a hacer las compras, llevate solo lo que vas a consumir así evitás que otras personas se queden sin mercadería. Porque al fin y al cabo el alcohol en gel que compres de más va a ser el que le falte a tu vecino, y si tu vecino no se desinfecta las manos te puede contagiar a vos.
  • Potenciar el home office, dandole no solo herramientas digitales a los miembros de tu equipo sino también escuchando sus devoluciones.
  • Hoy en día el aislamiento social es el acto de amor más grande que podemos hacer.

Esta emergencia sanitaria nos pone a prueba como sociedad, dándonos la oportunidad de mostrar nuestros valores y nos da una oportunidad para que la solidaridad le gane al individualismo y el egoísmo, ambos contaminantes frecuentes de nuestra existencia en las últimas décadas.

Por eso, es necesario pensar y re-pensar que el mundo no solo se salva con vacunas, sino también con amor, la empatía y responsabilidad social.

Quedarse en casa, potenciar el home office y evolucionar tu negocio a la era digital son la «vacuna» de esta situación. Estamos para ayudarte, por eso te invitamos a una sesión gratuita de 30 minutos con parte de nuestro equipo profesional para conocer tus necesidades y armar una solución a medida. Podés agendarla en el momento que prefieras.

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